¿Qué son los fertilizantes orgánicos y por qué se utilizan?

Dentro de nuestra política de desarrollo sostenible y medioambiental, en Salsa Agrícola, apostamos por la optimización de recursos naturales. En este sentido, siempre que sea posible, tratamos de reducir el consumo de fertilizantes de origen químico y fomentar los de origen orgánico. Sin embargo, es interesante analizar qué son los fertilizantes orgánicos y por qué se utilizan.

Los fertilizantes juegan un papel fundamental en el crecimiento saludable de las plantas, y es algo vital, tanto en la agricultura, como en la jardinería. Aunque los fertilizantes tienen una larga historia, y de hecho los orgánicos surgieron antes que los sintéticos, parece que en los últimos años es cuándo más se ha puesto de moda hablar de éstos. Además, cada vez ganan más adeptos entre los agricultores y los productores de alimentos a gran escala.

Los fertilizantes orgánicos, también denominados abonos orgánicos, son aquellos que provienen de materiales biológicos, o residuos naturales, como pueden ser restos de plantas y/o animales. A diferencia de los fertilizantes sintéticos, que son fabricados a partir de compuestos químicos industriales, los orgánicos se componen de sustancias que ya están presentes en la naturaleza, tales como el estiércol, compost, algas, harina de hueso y residuos vegetales. De esta forma, se utilizan para mejorar la calidad del suelo y nutrir a las plantas de manera equilibrada y sostenible, ya que aportan nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, además de otros micronutrientes como calcio, magnesio y azufre, todos ellos necesarios para el desarrollo óptimo de las plantas.

Distintas categorías y beneficios

Los fertilizantes orgánicos se pueden clasificar en varias categorías según su origen, pudiendo ser de origen animal, de origen vegetal o de origen mineral. De entre todos ellos podemos destacar algunos como el estiércol; el compost; la harina de hueso, sangre, plumas o pescado, así como la harina de gluten, de algodón, de soja o de gránulos de alfalfa; el guano; la turba; la ceniza; la arena o arenisca verde; el sulfato potásico natural sin procesar; o la piedra caliza, entre otros tipos de fertilizantes orgánicos.

Los abonos orgánicos han ganado popularidad, especialmente en prácticas agrícolas ecológicas y sostenibles, debido a sus múltiples beneficios como:

  • Mejoran la salud del suelo. Nutren las plantas y ayudan a mejorar la estructura y biología del suelo, ya que aportan materia orgánica que favorece la retención de la humedad, la mejora de la aireación y la actividad de microorganismos beneficiosos. Todo ello, contribuye a un suelo más fértil a largo plazo.
  • Liberación lenta y continua de nutrientes. Los fertilizantes orgánicos liberan nutrientes de manera gradual, lo que asegura que las plantas tengan acceso éstos durante un período más prolongado y ayuda a un crecimiento más constante.
  • Son sostenibles y ecológicos. Al estar compuestos por materiales naturales, los fertilizantes orgánicos reducen la dependencia de recursos no renovables y químicos industriales. Su uso contribuye a la protección del medio ambiente, al evitar la contaminación de suelos y aguas subterráneas con productos tóxicos.
  • Menor riesgo de sobrefertilización. A diferencia de los fertilizantes sintéticos que, en ocasiones, pueden sobrealimentar los cultivos y pueden quemar las raíces de la plantas o provocar la acumulación de sales en el suelo, los orgánicos, gracias a su liberación natural de nutrientes, rara vez tienen este riesgo. 
  • Mayor biodiversidad. Los suelos tratados con fertilizantes orgánicos contienen carbono orgánico del suelo, que favorece a las bacterias encargadas de la descomposición y el ciclo de los nutrientes, por lo que tienden a ser más ricos en vida microbiana y lombrices, lo que aumenta la fertilidad del suelo de manera natural.

Pese a estos beneficios, los fertilizantes orgánicos también tienen algunas desventajas como las siguientes:

  • Concentración de nutrientes más baja en comparación con los fertilizantes sintéticos, lo que significa que es necesario aplicarlos en mayores cantidades.
  • Efecto lento. El efecto sobre el crecimiento de las plantas es gradual, debido a su lenta liberación, lo que puede suponer un problema cuando es necesario aportarle nutrientes a una plantación de manera más urgente.

Cuando apostamos por fertilizantes orgánicos, es fundamental asegurarse de que están bien compostados o descompuestos antes de su uso, pues, de lo contrario, podría introducir patógenos o semillas de mala calidad al suelo, afectando negativamente al cultivo.

Con todo, aunque los abonos orgánicos necesitan más tiempo y cantidad que los sintéticos, sus beneficios a largo plazo hacen que sea una opción por la que, de manera progresiva queremos incorporar en los cultivos de Salsa Agrícola siempre que sea posible, ya que así apoyamos un enfoque más saludable para el cultivo de alimentos y la preservación de nuestro planeta.

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