La crisis de agua para el cultivo de aguacates se agrava cada vez más en la Costa del Sol. Como medida paliativa, los agricultores se han visto obligados a sacrificar una parte de sus plantaciones de este fruto para salvar el resto, ya que la falta de agua para el riego de todas las plantaciones, hace que gran parte de la producción se quede seca y se pierda.
Toda la cosecha se ha visto afectada por las sucesivas olas de calor del verano y los fuertes vientos que han afectado a la zona, provocando un efecto directo sobre la calidad y el calibre de la fruta, haciendo que muchos queden deteriorados para su venta.
Esta falta de agua ocasiona que no se den los riegos óptimos, debido a que no hay suficientes recursos hídricos para satisfacer la demanda de riego, las empresas del sector brindan fruta de peor calidad y en menor abundancia.
A medio y largo plazo, la situación en el campo de la zona de la Axarquía es desoladora de cara al futuro, ya que la cantidad de agua asignada a los productores por hectárea es insuficiente para abastecer toda la superficie cultivada.
Históricamente, las zonas costeras vivieron cierto florecimiento de los invernaderos y en la última década el aguacate se ha convertido en rey indiscutible de la agricultura en la Costa del Sol Oriental. Fuera de la península, este fruto ha adquirido una popularidad sin precedentes, de la que nos hemos beneficiado en la exportación: España es el principal productor a nivel europeo pero sus exportaciones se ven cada vez más afectadas por las intervenciones de países limítrofes como pueden ser Israel o Marruecos, así como los países de América Central.